2018/04/02

La leyenda negra española - (2/9) - Colonización de América

La leyenda negra española - (2/9) - Colonización de América

La colonización de América ha sido el argumento más utilizado para desprestigiar a España, acusándola del genocidio de la población india. No se puede negar que, analizando los hechos con la perspectiva actual, se cometieron abusos, pero la exageración que se le ha dado es desmesurada. Se ha acusado a España de exterminio de la población por su explotación en régimen de esclavitud, cuando la triste realidad es que la mayoría murieron como consecuencia de enfermedades para las que no estaban inmunizados, siendo la viruela la más mortífera, acompañada de otras epidemias de sarampión, tifus, peste bubónica, gripe, malaria y fiebre amarilla, entre otras. De igual manera se transmitieron a Europa enfermedades propias de las tierras americanas, entre las cuales la sífilis fue la más grave. Diversos estudios estiman que los fallecidos como consecuencia de las sucesivas epidemias excedieron ampliamente el 75% de la población indígena.


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No podemos juzgar hoy hechos sacados de contexto. La esclavitud era norma general en el siglo XVI. A título meramente ilustrativo recordamos que Miguel de Cervantes fue esclavizado en 1575 cuando fue hecho prisionero por piratas berberiscos. Solo pudo ser liberado previo pago al Bey de Argel de su precio como esclavo, fijado en 500 escudos de oro. La trata de esclavos ha estado en vigor en todo el continente americano hasta bien entrado el siglo XIX y practicado en mayor medida por ingleses, estadounidenses, franceses, holandeses y portugueses. El último país en abolir la esclavitud fue Brasil en 1888. La esclavitud de los prisioneros de guerra no cristianos era generalmente aceptada por todos los estados en el siglo XVI.

Los indios fueron introducidos en la civilización o costumbres y leyes de los españoles a través de los repartimientos y encomiendas. La encomienda era un derecho concedido por real gracia a los beneméritos de Indias, que recaudaban los tributos de los indios que se les encomendaban por el tiempo que durase su vida y la de un heredero. Los encomenderos asumían la responsabilidad de cuidar de los indios en lo espiritual y en lo material, así como defender las provincias bajo su responsabilidad. En la práctica era una servidumbre de por vida, donde el trato a los indios dependería del carácter del encomendero, siendo difícil creer que todos fueran malvados y que no hubiera una sola alma con un mínimo contenido de humanidad para con sus semejantes. La civilización india precolombina estaba lejos de ser una Arcadia feliz. El canibalismo, los sacrificios humanos a los dioses y la esclavitud formaban parte de su cultura. En este artículo pretendo solo expresar una visión general del tema, por lo que soy consciente de que incurro en obligadas imprecisiones cuando descendemos al detalle concreto. No todos los pueblos indios tenían las mismas costumbres y formas de vida, ni ofrecían sacrificios humanos o eran caníbales.

Retrato de Fray Bartolomé de las Casas

Fray Bartolomé de las Casas fue un dominico, primero encomendero y luego defensor de los derechos de los indios, que publicó 1552 su "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", obra en la que describe los abusos cometidos por los conquistadores contra los indios. Esta obra ha sido un puntal básico de la leyenda negra, utilizado ampliamente para atacar la colonización española por parte de las potencias extranjeras competidoras, así como exagerada aún más por los indigenistas actuales y por los independentistas de las colonias en el S. XIX, a pesar de ser ellos los descendientes directos de los supuestos explotadores. Ya he indicado que el extermino de la población india fue mayoritariamente consecuencia de enfermedades. Hoy en día hay una población indígena y mestiza mayoritaria en los países hispanoamericanos, mientras que en Norteamérica el genocidio de los indios fue un hecho real como lo atestiguan los escasos individuos que sobrevivieron a la masacre.

La obra de Fray Bartolomé de las Casas fue traducida y ampliamente difundida en los siglos XVI y XVII, especialmente en Holanda e Inglaterra. La edición La latina de 1598 tuvo especial aceptación, siendo ilustrada por Theodor de Bry, donde interpretaba gráficamente las atrocidades cometidas. Guillermo de Orange utilizó profusamente esta obra en su labor propagandística contra los españoles. Las diversas ediciones traducidas fueron alteradas en algunos casos, sustituyendo la palabra cristiano por español, exagerando todavía más los abusos cometidos contra los indios americanos.

Para entender las consecuencias que estos amaños interesados tuvieron en la sociedad del momento, solo tenemos que compararlos con el efecto de lo que hoy llamamos populismo. Los españoles eran presentados como los crueles señores que masacraban y explotaban a los indios, y fanáticos de la religión católica donde la Inquisición discrecionalmente torturaba y quemaba vivos a los herejes. En definitiva era un ataque despiadado contra España, su rival político del momento, para justificar ante sus seguidores el levantamiento contra su dominio. Presentaron la obra de Fray Bartolomé de las Casas como una manifestación de aversión de un eclesiástico contra su propio país, descalificando moralmente a sus compatriotas. Distintas fuentes bienintencionadas atribuyen el tono exagerado de la obra al interés de Las Casas de sensibilizar al monarca sobre los abusos que se cometían, con la finalidad de erradicarlos dictando nuevas leyes más estrictas. La motivación última queda desconocida, si bien el equilibrio de su personalidad, a la vista de su biografía, plantea muchos interrogantes. Menéndez Pidal en su trabajo "Observaciones críticas sobre las biografías de Fray Bartolomé de las Casas" pone de manifiesto una serie de contradicciones que ponen en duda la coherencia ética de sus escritos.
Edición de la Brevísima de 1552

Ya la reina Isabel I de Castilla, al conocer que Colón estaba haciendo esclavos a los indios, ordenó que no se tratara así a sus súbditos del Nuevo Mundo, sino como a los otros súbditos de la corona, y ordenó que se castigara con la pena de muerte a todo aquel que tuviera indios como esclavos. Por otra parte el rey Carlos I promulgó el 20 de noviembre de 1542 las "Leyes Nuevas". En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. La monarquía española se preocupa de la defensa de los indios manifestada desde el primer momento mediante la elaboración de las "Leyes de Indias". Estas disposiciones legales defendían a los nativos de la rapacidad de los conquistadores, propiciando el establecimiento de una nueva realidad social basada en el mestizaje. La legislación de protección de los indios vemos que fue justa, aunque es seguro que hubo abusos que no fueron suficientemente castigados, por falta de rectitud y posible corrupción de unos gobernantes tan alejados de la metrópoli. Igualmente criticable fue la actitud fanática de algunos representantes de la iglesia que en su afán evangelizador se excedieron en su apostolado.

La exageración de las cifras manejadas en la obra de Las Casas, unido a una visión tan poco realista de reflejar una brutalidad extrema de los españoles y una bondad natural cercana a la beatitud de los indios, han sido cuestionados por los racionalistas del S. XVIII y la moderna historiografía. En ocasiones se describe eventos en los que los españoles mataban miles de indígenas el mismo día, actos que asegura Las Casas él presenció. En ocasiones menciona cifras de cientos de miles y hasta millones que fueron asesinados, excediendo la población existente. Algunos relatos son especialmente dudosos rayando el absurdo, llegando a decir que los españoles cantaban mientras ejecutaban a los indígenas.

Grabado de Theodor De Bry mostrando atrocidades cometidas contra los indios

El mito del buen salvaje que nos presenta está lejos de la realidad que nos muestra el estudio de los imperios azteca, maya o inca. Estos imperios se habían creado sobre el dominio de otros pueblos rivales o tributarios, a los que esclavizaban, utilizando los prisioneros en los sacrificios humanos a sus dioses. Igualmente omite el hecho de que un puñado de españoles conquistaran imperios con millones de guerreros solo fue posible con la ayuda de otros indígenas para liberarse de la opresión a que estaban sometidos por los referidos imperios. Los arcabuces eran poco efectivos dado el tiempo requerido para la carga, sin omitir el hecho de que dada la alta humedad su eficacia quedaba comprometida, por lo que en realidad contaban con sus espadas y ballestas, haciendo de todo punto de vista imposible matar miles de indios en un día. También hace caso omiso del canibalismo y otras costumbres bárbaras de los pueblos americanos. Todo el reiterado relato de crueldades descrito es de tal magnitud que hace que se ponga en tela de juicio la veracidad de su contenido. Hechas las anteriores salvedades, no eludo la crítica abierta de los muchos abusos que sin duda se cometieron, injusticias e incumplimiento de las leyes de Indias, aunque nada distintos de los usos de la época y del normal proceder de otras naciones europeas de su tiempo.

Como datos interesantes que refuerzan lo indicado anteriormente de la imposibilidad de conquistar aquellos imperios sin la colaboración de los propios indios, baste decir que al imperio azteca en aquel momento se le calcula una población de más de 10 millones, y las fuerzas de Cortés eran de 508 hombres. El imperio inca contaba con una población estimada superior a los 15 millones de habitantes, siendo las fuerzas del conquistador Pizarro de 171 hombres. Creo sinceramente que con las aberraciones descritas en el libro de Las Casas hubiera sido imposible alcanzar esas metas realmente admirables. Por otra parte la incidencia de la población española desplazada a América en el medio siglo que va de 1509 a 1559 no alcanza siquiera las 30.000 personas.

Cualquiera que haya vivido en una población agrícola en épocas en que la mecanización todavía no se hubiera implantado, sabe el cuidado que los agricultores prestaban a sus animales de carga. Por brutales que fueran las agricultores, cuidaban sus bestias de carga con el máximo cuidado, ya que dependían de su trabajo para su propia subsistencia. Situándonos en el escenario descrito por Las Casas, los encomenderos serían de absurdamente irracionales y actuarían en contra de sus intereses si mataran a sus indios por pura diversión y crueldad, privándose de su trabajo. Es de todo punto absurdo creer las aberraciones tal como fueron descritas.

No me resisto a transcribir un extracto de la obra, como ejemplo de la serie continuada de ultrajes contra los indios, sin que en ningún momento se refleje un solo acto positivo de los españoles. Que cada uno juzgue en consecuencia. Por muy perversos que fueran los primeros conquistadores me resisto a creer que todos fueran unos pervertidos, de una crueldad solo imaginable por el marqués de Sade. Todas las expediciones al Nuevo Mundo llevaban el encargo de evangelizar a los nativos, acompañando a los conquistadores siempre predicadores franciscanos o dominicos, que en una sociedad tan condicionada por la fe católica y la salvación del alma, alguna influencia tendrían sobre sus malvados compatriotas.

Grabado de Theodor De Bry mostrando atrocidades cometidas contra los indios

Extracto de la "Brevísima relación de la destrucción de las Indias":

"Los cristianos, con sus caballos y espadas y lanzas comienzan a hacer matanzas y crueldades extrañas en ellos. Entraban en los pueblos ni dejaban niños, ni viejos ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban y hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellas en ríos por las espaldas riendo y burlando, y cayendo en el agua decían: “¿Bullís, cuerpo de tal?”.

Otras criaturas metían a espada con las madres juntamente y todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies a la tierra, y de trece en trece, a honor y reverencia de nuestro Redentor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos. Otros ataban o liaban todo el cuerpo de paja seca; pegándoles fuego así los quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: “Andad con cartas”, conviene a saber: “Llevá las nuevas a las gentes que estaban huidas por los montes”.


Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas. Una vez vide que teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros) y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que verdugo, que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla) no quiso ahogallos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen, y atizoles el fuego hasta que se asaron de espacio como él quería.
Grabado de Theodor De Bry mostrando atrocidades cometidas contra los indios

Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas, y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, mataban los indios algunos cristianos con justa razón y santa justicia, hicieron ley entre sí que por un cristiano que los indios matasen habían los cristianos de matar cien indios".

Toda la obra de Las Casas es una sucesión de relatos del mismo tenor que el reproducido, sin un solo atisbo de justicia por parte de los españoles. Ciertos rasgos de su biografía hacen pensar en una persona inestable y compleja, que llegó a recomendar la importación de esclavos negros para las labores pesadas en las nuevas colonias (??). No pudo demostrar la supuesta bondad natural de los pueblos indígenas para introducirlos en la civilización mediante un proceso voluntario por la simple acción de los misioneros. Tampoco renunció a las rentas que le fueron concedidas a su regreso a Castilla, pagadas con el supuesto fruto de la explotación de los indígenas que él protegía. También se dice que negó el viático a un moribundo si no hacía testamento a favor de la iglesia.

En contraposición a la barbarie de los españoles, la imagen de los nativos es descrita reiteradamente como seres beatíficos, pacíficos y fieles a la corona española. Veamos otro extracto de la obra:

Grabado con escena de canibalismo

"Todas estas universas e infinitas gentes, a toto genere, crio Dios los más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas, fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bollicios, no rijosos, no querulosos, sin rancores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son así mesmo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión y que menos pueden sufrir trabajos, y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad; que ni hijos de príncipes y señores entre nosotros, criados en regalos y delicada vida no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores. Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales, y por esto no soberbias, no ambiciosas, no cudiciosas. Su comida es tal que la de los Santos Padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos comúnmente son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, y cuando mucho cúbrense con una manta de algodón que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera y cuando mucho duermen en unas como redes colgadas que en lengua de la isla Española llamaban hamacas. Son eso mesmo de limpios y desocupados y vivos entendimentos; muy capaces y dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recebir nuestra santa fe católica y ser dotados de virtuosas costumbres, y las que menos impedimentos tienen para esto que Dios crio en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fe, para saberlas, y en ejercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos para sufrillos ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia, y, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá y muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos ven: “Cierto, estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios”.

En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte hasta hoy, y hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos (millones) de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales della docientas personas".

4 comentarios:

  1. Que las civilizaciones precolombinas, (Mayas, Aztecas e Incas) no eran precisamente un ejemplo de bondad y perfección, es sin duda indiscutible.Fueron brutales con sus sometidos y muy sanguinarios, pero por favor no cometas el gran error de negar las atrocidades que cometieron con ellos los españoles.
    No cometas el error estúpido de negarlo o decir que es una ¨leyenda negra¨ exagerada por cronistas de dudosa credibilidad.
    Recordá que hay gente que niega el Holocausto, por favor no caigas en la misma.

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  2. Yo no niego las brutalidades que se pudieron cometer. Creo que en ningún momento de mi exposición he exculpado las posibles atrocidades contra los indígenas. Lo que sí he expuesto es que los hechos deben analizarse a la luz de la realidad histórica del momento y en función de cuales eran las costumbres y la burtalidad imperante en todos los países europeos de la época. Este artículo, juntos a los demás que he dedicado a la "leyenda negra española", pretende poner de manifiesto la utilización interesada de la misma, por parte de las potencias competidoras de España, para desprestigiarla. No exculpo las injusticias cometidas, pero sí afirmo, que hasta donde he podido investigar, no fueron superiores a las cometidas por las otras potencias europeas de la época.

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  3. Las Casas dice en su obra que los españoles dieron muerte a casi 3 millones de nativos en un lapso de 40 años.Ud. pone en tela de juicio que eso hubiese sido posible y hasta lo pone en duda.Le voy a dar solo un dato real, en 1918 la gripe española acabo con la vida de 25 millones de personas en solo 6 MESES.Los españoles mataron mucha mas gente con los virus que con la espada, introdujeron la viruela, la gripe, la peste bubonica, el sarampion.Al ser enfermedades nuevas contra las que los nativos no tenian defensas, estas los mataban como moscas.Si un virus como la gripe española mato 25 millones en 6 meses, la por ud. supuesta exageracion de Las Casas, (3 millones en 40 años), no me parece para nada exagerada.

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  4. Hablar de cifras en una época en que no había censos de la población india es aventurado. Las cifras de población varían mucho según la fuente consultada. Yo he tomado aquellas que ofrecen mayor consenso. Si usted lee con detenimiento el primer párrafo de este artículo, creo que apreciará que vengo a decir lo mismo que usted, que la mayoría de la población india murió como consecuencia de enfermedades infecciosas, portadas por los españoles, para las que la población india carecía de defensas inmunológicas naturales. Lo que yo pongo en duda es el relato literal de Las Casas, cuya descripción del exterminio sádico y sistemático de la población india es cuestionada por la moderna historiografía desprovista de tintes ideológicos. En ningún caso exculpo los excesos cometidos por los conquistadores, que sin duda se cometieron, pero es de justicia situar el problema en el contexto en el que se produjeron tales hechos y en su justa proporción. Este artículo es uno más de un conjunto que analiza lo que históricamente es conocido como la "leyenda negra española", y que tal vez para los no familiarizados con nuestra historia puede inducir a algún error el uso de ese término. Lo que yo indico es que el tema de la colonización americana, junto con la Inquisición, fue uno más de los utilizados por las potencias europeas, competidores de España en aquella época, para desprestigiar a nuestro país, exagerando deliberadamente todos aquellos aspectos negativos que podían favorecer sus intereses.

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