2022/07/25
Síntesis de cinco meses de guerra en Ucrania, conclusiones y consecuencias
Han transcurrido cinco meses desde el 24 de febrero, fecha ya histórica, cuando los primeros misiles rusos impactaron en suelo ucraniano y su ejército entró en el país dando inicio a la denominada “operación militar especial” de desnazificación y desmilitarización de Ucrania. La situación bélica sigue su curso con lentos avances de las tropas rusas y tenaz resistencia del ejército ucraniano. Los medios de comunicación siguen informando con un enfoque marcadamente sesgado o, siendo más preciso, totalmente parcial. Sufrimos una auténtica comunicación propia de los tiempos de guerra, plegada a los mensajes del gobierno ucraniano y, al mismo tiempo, con una ausencia casi total de crítica a los gobiernos occidentales a los que consideran ajenos a las causas de este devastador conflicto. El cómputo de las víctimas de la guerra sigue su acelerado incremento, tanto civiles como supuestamente militares, de cuyas bajas no trasciende información alguna, salvo para exagerar los caídos del ejército ruso y la desmoralización que supuestamente cunde entre sus filas.
Ya he manifestado en anteriores artículos mi condena total de la guerra y de la figura del autócrata Putin. Ello no puede impedir un análisis imparcial de las causas del conflicto y la responsabilidad de cada una de las partes implicadas que podrían haber evitado la guerra.
De la lectura de esta reflexión alguien podría concluir que soy un antiyanqui comunista o antieuropeo. Nada más lejos de la realidad. Soy de ideología liberal-conservadora como me defino con un poco más de detalle en la introducción de este blog cuando hablo sobre mi persona. Hecha esta aclaración, me indigna la deriva de las políticas tomadas por la UE que previsiblemente conducen a la ruina del proyecto europeo. La idea de una Europa unida y federal ha sido una de las más ilusionante que ha vivido mi generación, muy sensibilizada por las dos guerras mundiales anteriores y las penurias que las acompañaron. La creación de la Unión Europea y la implantación del euro, que supusieron la eliminación de las fronteras interiores con libertad de movimiento para trabajadores, mercancías, capitales y servicios, nos hicieron pensar en un futuro prometedor y un portazo a los rencores entre vecinos que tantos conflictos habían originado en el pasado. Esas libertades, tan significativas para cualquier europeo, acompañadas del equilibrio presupuestario de los países integrantes y cumplimiento de los objetivos de estabilidad, nos hacían soñar en un futuro con una divisa fuerte y una economía saneada que se reflejaría en una voz común de peso en los foros internacionales. En definitiva, soñábamos con una Europa fuerte, cada vez más integrada, y con una visión propia, bien diferenciada de los intereses americanos, con los que no necesariamente había que coincidir. Paso a continuación a repasar la génesis del conflicto y sus posibles consecuencias.
En los medios de comunicación se caricaturiza al ejército ruso calificándolo de ineficaz y anticuado, juicios de valor manifestados especialmente por generales de los ejércitos occidentales, sin una sombra de vergüenza por sus propios fracasos en Afganistán, Irak o, más lejanamente, Vietnam, por citar solo algunos de sus más escandalosas derrotas. Difícilmente cualquier otro ejército hubiera desempeñado mejor esta campaña ucraniana. Descartado el uso de las armas nucleares, al menos por el momento, la lucha en tierra por la conquista de posiciones que permitan un avance progresivo nos sitúa ante una guerra de desgaste clásica, salvo por el uso de las avanzadas armas actuales, más mortíferas y precisas. Misiles portátiles tierra-aire Stinger o antitanque Javelin, drones como el popular Bayraktar TB2 turco, consiguen una gran efectividad frente a carros de combate y helicópteros. Estas nuevas armas han supuesto un cambio importante en las tácticas de guerra actuales. Ningún ejército atacante es inmune a sus letales efectos, por lo que las acciones artilleras a distancia para ablandar las posiciones a conquistar son esenciales. Las pérdidas a soportar por cualquier ejército atacante son muy cuantiosas, por lo que la única táctica efectiva para minimizar estas bajas es el desgaste del enemigo por medio de artillería de largo alcance que permita luego avances sobre el terreno lentos pero continuos.
En mi opinión, en un primer momento Rusia pretendió exhibir una aplastante fuerza intimidatoria que disuadiera a los ucranianos de presentar batalla. Recordamos la impresionante columna de carros de combate, vehículos acorazados y otros elementos de transporte que alcanzaba los 64 kilómetros avanzando sobre Kiev. Seguramente pretendían una rendición y subsiguiente cambio de gobierno. Inicialmente se buscaba una ocupación amable, limitando el uso de armas especialmente destructivas y mortíferas. Esta fase fracasó debido a la intervención de Zelensky, erigido en héroe nacional y campeón de occidente frente a la todopoderosa e imperialista Rusia. Está claro que hubo un claro error de cálculo y fallo de los servicios de información rusos que evaluaron erróneamente el apoyo que esperaban. A ese fracaso táctico hay que añadir la derrota en su política de comunicación, superado abrumadoramente por el actor profesional Zelenski, que interpreta a la perfección su papel de héroe indefenso encabezando los ideales nacionalistas del pueblo ucraniano frente a la todopoderosa Rusia, protagonista del guion cuidadosamente escrito y dirigido por los asesores americanos.
Es evidente el éxito de los servicios secretos y militares americanos en el período 2014-2022, e incluso anterior a la revolución del Maidán. Prepararon al ejercito ucraniano, fortalecieron sus líneas de defensa frente a los separatistas del Donbás y lubricaron generosamente los grupos de oposición prooccidentales prometiéndoles todo su apoyo para cambiar su sentimiento nacional. Se orquestó una campaña de exaltación del nacionalismo ucraniano, tanto interna como internacionalmente, perfectamente planificada por los servicios de inteligencia americanos y apoyada por los socios europeos.
Putin tuvo que asumir el fracaso de esa primera tentativa intimidatoria, que constituyó una auténtica derrota en la batalla de la comunicación, así como pérdidas materiales y humanas muy cuantiosas. El mando ruso dio un golpe de timón reorientando la guerra y concentrando sus fuerzas en las regiones separatistas de Lugansk y Donetsk para conseguir su control total. Estos oblats o provincias estaban parcialmente ocupado por los separatistas pro-rusos, donde se había establecido una línea de defensa ucraniana desde la revolución de 2014. Por otra parte, ocupó la franja costera del mar Azov, conquistando la emblemática ciudad de Mariúpol, donde se desarrolló uno de los más cruentos combates para conquistar la acería de Azovstal, defendida por emblemático Batallón de Azov integrado por paramilitares nacionalistas ucranianos de ideología nazi.
Partiendo de Crimea, Rusia también ocupó la franja costera de Zaporiyia y Jersón, estableciendo un corredor que une Crimea con el territorio ruso. A la vista del mapa de Ucrania y las posiciones actuales, parece lógico que el interés de Rusia sea controlar los oblast de Jarkov al norte, Dnipró al este y Mykolaiv y Odesa en el sur. Estos territorios permitirían unir la separatista región moldava de Transnistria con el territorio ruso a través de esas anexiones de territorio ucraniano. Estas conquistas rusas dejarían a la Ucrania resultante sin acceso al mar Negro. Hay que señalar que toda esta zona pretendida por Rusia ha sido tradicionalmente prorusa y rusófona, donde el Partido de la Regiones de ideología prorrusa, fue votado mayoritariamente en las elecciones parlamentarias de 2012.
En tono rosado la zona de mayor influencia rusa en Ucrania |
En mi opinión, la estrategia de Putin es consolidar el control de estos oblasts, rusificar la población, convocar un referéndum de unión con Rusia y, una vez ganado, considerar dichos territorios como integrantes del estado ruso. En este punto, cualquier ataque a estos territorios anexionados sería considerado un ataque directo a Rusia, con las consecuencias que ello podría desencadenar de declaración formal de guerra contra los atacantes.
La revolución de Maidán fue cualquier cosa menos una manifestación pacífica y democrática. Desde un punto de vista jurídico puede ser calificado como un golpe de estado que cambió un gobierno legítimo. La oposición ocupó el poder, los miembros del Partidos de las Regiones fueron coaccionados, dando como resultado que el presidente Yanukóvich fue depuesto, saltándose el procedimiento constitucional para tal acuerdo. Hay que precisar que Ucrania es un país altamente corrupto, ocupando el puesto 126 de un total de 180 del ranking de percepción de la corrupción gubernamental, según datos de 2019.
En 2014 se abolió la ley sobre lenguas oficiales, que consideraba oficial una lengua que fuera hablada al menos por el 10% de la población. Por otra parte, en la zona prorrusa se disolvió el Partido de las Regiones y el Partido Comunista, donde eran mayoritarios, lo que originó protestas y manifestaciones que terminaron con el levantamiento de Crimea y la ocupación por paramilitares prorrusos, concluyendo con la bandera rusa ondeando en los edificios públicos. Siguió luego un referéndum que supuso la legitimación de la adhesión de Crimea a la Federación Rusa.
De igual modo, en la región del Donbás, integrado por las repúblicas de Donetsk y Lugansk, a comienzos de abril de 2014 se produjo un alzamiento de los prorrusos contra el ejército ucraniano. En el marco de este conflicto y para parar una guerra extremadamente cruenta y fratricida, se firmaron unos acuerdos de paz conocidos como los acuerdos de Minsk, donde participaron Alemania y Francia como países garantes, además de Ucrania y Rusia como implicados directos. En estos acuerdos se respetaba el idioma ruso y la autonomía de los oblasts del Donbás. Estos acuerdos fueron incumplidos por ambas partes, especialmente por Ucrania, que no incorporó en su legislación el respeto al idioma ruso y autonomía de la región. A partir de entonces se estableció un frente estable con constantes refriegas que ocasionaron miles de víctimas civiles en estas regiones autoproclamadas independientes, de las que poco se ha hablado.
Frente a la campaña propagandista proucraniana, sin sombras de crítica alguna, solo muy esporádicamente, y en medios secundarios, se oye alguna voz discordante que razona sobre los antecedentes históricos del conflicto, sobre las causas que han conducido a la guerra, sobre la revolución del Maidán y sus consecuencias antidemocráticas, sobre la opresión de las poblaciones en el este del país, la prohibición del ruso como lengua cooficial, la presencia de grupos de ideología nazi, como el famoso batallón Azov, por citar solo algunas de las afrentas que desencadenaron un conflicto que debía haber sido evitado por la diplomacia occidental. La inteligencia estadounidense ha echado gasolina al fuego en beneficio de sus intereses geoestratégicos. En lugar de coexistir con una Rusia fuerte, han pretendido debilitarla, desprestigiarla a los ojos del mundo, usando Ucrania como cebo, sacrificándola con miles de muertos y millones de desplazados, un país en ruina y con unos odios que nunca podrán ser borrados.
La intervención de Zelenski, y la influencia de su campaña en una sociedad muy alienada, deja una huella preocupante para el futuro. Ciertos personajes se convierten en mediáticos y gurús incuestionados, que las masas siguen ciegamente como a un mesías de otro tiempo. La activista medioambiental Greta Thunberg y el propio Zelenski son claros ejemplos, pero hoy en día se pueden contar por decenas en todo el mundo. Este fenómeno se repite en otros campos sociales como ocurre con las estrellas del cine, cantantes, deportistas e "influencers" en general. Aparecen reiteradamente en los medios de comunicación focalizando todos los comentarios, y cuando su mensaje es aceptado por el "establishment", ya nadie osa cuestionarlo. Sus alocuciones adquieren tintes evangélicos, verdades absolutas incontestables, aunque muchas veces no pasan de ser auténticas necedades.
Zelenski ha intervenido en todos los parlamentos significativos de occidente y en cuantos foros relevantes internacionales que han sido convocados, prodigándose a diario como un puro spot publicitario, recitando sus proclamas democráticas, la injustificable agresión sufrida y la solicitud reiterada de ayuda militar y de armas de la más avanzada tecnología para continuar una guerra imposible de ganar a costa de muchas vidas y sufrimientos para su pueblo.
Aunque la televisión convencional no atrae mi atención, es casi imposible no ser víctima de alguna de sus emisiones. Me llama la atención su atuendo, estudiado cuidadosamente como corresponde a su papel de estrella mediática. Estaría dentro de la normalidad que en sus intervenciones adoptara un uniforme militar que lo identificara con la situación bélica en que vive su país y sirviera de motivación para sus fuerzas armadas. A mí me resulta llamativo, aunque posiblemente pase inadvertido para la mayoría de telespectadores, que cada día exhibe un modelo distinto de prenda militar. La camiseta kaki, el jersey o cualquier prenda que lleve, exhibe diferentes logos o diseño en cada una de sus intervenciones diarias, como si estuviera promocionando los modelos de una marca deportiva especializada en ropa militar.
Fotos del reportaje de Annie Leibovitz para Vogue |
El colmo de la superficialidad y la vanagloria personal ha sido el reportaje que Zelenski y su mujer concedieron a la revista Vogue. En plena guerra se permite la banalización de aparecer junto a su mujer en un reportaje ilustrado con fotografías de la reputada fotógrafa Annie Leibovitz con el telón de fondo de la destrucción y miseria de la guerra. Una revista reputada en su campo, orientada al mundo de la moda y lo superfluo, cuyo contenido consiste, como ella misma se promociona, en “moda y belleza, todas las pasarelas internacionales, tendencias, diseñadores, modelos y fotógrafos de moda; joyas, moda en la calle”. En su ansia por mantener la atención de una sociedad alienada, se ha excedido ampliamente con esta frivolidad hiriente en medio de una guerra que él alienta. Cansada ya la sociedad de los refugiados, que ya no aparecen en ningún noticiario, Zelenski se atreve con este reportaje para mantener el foco de la atención mediática, aunque con ello ultraje a los soldados que está mandando a la muerte. Una muestra más del triste espectáculo de la guerra y la política en sus más repugnantes aspectos. Mientras la población sufre privaciones y sacrifica su vida, se ve desplazada, vemos que los dirigentes que dicen protegerla viven en lujosas mansiones, lejos del peligro a costa de esa miseria que dicen defender, interpretando su papel de héroes incuestionados.
No es un hecho aislado. Ocurre con todos los dirigentes mundiales, aunque hay casos especialmente escandalosos, como el que acabamos de relatar de Zelenski. Todos ellos son protagonizados por quienes abanderan el ideal de defender al pueblo llano. Algunos recordarán al ministro griego de economía Varoufakis que protagonizó otro escándalo con un reportaje gráfico para la revista Paris Match, donde posaba en su gran casa con su mujer en un ambiente de lujo y sofisticación, mientras el pueblo llano se desesperaba por las privaciones que los desatinos económicos habían producido. Emblemático ha sido también el chalet de Galapagar de nuestro particular mesías, Pablo Iglesias. La vanidad de estos inútiles es ilimitada, hasta el punto de que no les importa exhibir un cinismo desafiante en las narices de quienes los pusieron ahí para que resolvieran sus problemas.
Fotos del reportaje de Annie Leibovitz para Vogue |
La guerra de Ucrania debió ser evitada. La política expansionista de la OTAN hacia países del Este fue un error. La intervención de los servicios secretos occidentales para desestabilizar Ucrania ha sido un error. El no haber negociado las exigencias rusas fue un error. El suministrar armas a los ucranianos es otro error que solo alargará la guerra y producirá miles de muertes y odios eternos, así como el riesgo permanente de una escalada de consecuencias apocalípticas. La censura a los medios de comunicación rusos es otro error que contradice un principio básico democrático como es la libertad de prensa. Las sanciones a Rusia son otro error, ya que acabarán por perjudicar más a quien las impone que al sancionado.
Europa, a través de la OTAN, está plegada a los intereses estadounidenses que se resisten a ceder un liderazgo mundial cada vez más cuestionado. En este conflicto que los americanos han propiciado, en el corto plazo son éstos los grandes beneficiados: Exportan sus excedentes de energía a un precio desorbitado generado por el conflicto que solo ellos han provocado. Generan el encarecimiento de los fletes que elevan todavía más el coste de su energía. Consiguen de sus aliados europeos unos gigantescos pedidos para su industria armamentista, al verse forzados a rearmarse y aumentar su gasto militar para confrontar a Rusia por un conflicto provocado por su propio fracaso diplomático. Incomprensiblemente Europa ha tomado partido a favor de los intereses de USA, en el marco de la OTAN, en contra de Rusia, a la que de vecino conveniente han convertido en enemigo irreconciliable.
A medio plazo también Estados Unidos se verá perjudicada, porque su divisa ya no va a ser hegemónica en el mundo. Vistos los embargos de cuentas de Rusia nominadas en dólares, muchos países han tomado nota del riesgo que corren, buscando alternativas para materializar sus reservas y transacciones internacionales. Se está creando un sistema de pagos alternativo al Swift, así como estableciendo un sistema de pagos bilaterales en las respectivas divisas. A toda acción le sigue una reacción. USA ha apostado fuerte en este envite, pero parece claro que no le va a salir redondo el resultado. Fuera del bloque occidental desarrollado, el resto del mundo no apoya el embargo, quedando fuera la mayoría de Asia, África y Sudamérica. Al final, puede ocurrir que el conflicto se reinterprete como un acto más del imperialismo americano contra el resto del mundo, del que Rusia puede salir como campeón de la causa tercermundista.
Esta guerra ha desestabilizado política y económicamente el orden mundial. Potencialmente puede prender la mecha de otros conflictos latentes, de los que Taiwán es el más significativo, y donde el enfrentamiento entre las dos grandes potencias, una decadente, Estados Unidos, y otra emergente, China, podría traer todavía peores consecuencias.
Realidad del sufrimiento del pueblo ucraniano utilizado con fines políticos |
Por el momento, los efectos de esta guerra estúpida, innecesaria y evitable son graves, pero todavía estamos en la primera fase de los temblores previos al gran terremoto. Los primeros efectos del desastre que se avecina se han manifestado en el encarecimiento de la energía y las materias primas, la escasez y encarecimiento de productos alimenticios básicos, y el alza de precios generalizada con inflaciones que rondan los dos dígitos en los países desarrollados. Estos efectos altamente perniciosos se ven agravados por la situación económica previa en occidente, donde las políticas insensatas de sus gobiernos de inundar el sistema económico con liquidez ilimitada, creando dinero inexistente, con la demagógica pretensión de no perjudicar a los más desfavorecidos, constituyen una bomba de relojería lista para estallar. Esta laxa política financiera, sin aplicar ninguna acción de reducción de gastos para contener el déficit, como si no existiera límite al endeudamiento, sumada a los efectos sobre los precios y la crisis energética, constituyen una combinación altamente explosiva que más pronto que tarde mostrará sus devastadores efectos. Atrás y olvidada queda la sensata política del equilibrio presupuestario, única válida para garantizar estabilidad y crecimiento a largo plazo, opuesta a los efectos perniciosos del dinero ilimitado y gratis en el corto plazo. Los gobiernos se limitan a gastar un dinero que no tienen, consiguiendo un dinero que no existe, endeudándose a niveles que nunca podrán pagar y que finalmente hará saltar por los aires el sistema financiero mundial.
Los primeros movimientos sociales incontrolados ya se han producido en Sri Lanka, cuyo desarrollo nos puede dar una idea de lo que puede acontecer en otros países generalizando la anarquía frente a gobiernos corruptos e ineptos. Las revueltas populares expulsaron del país al primer ministro, al presidente y gran parte de la clase política, asaltando el parlamento y la residencia presidencial, cuyo titular tuvo que huir del país de furtivamente para salvar su vida. Crisis económicas similares por endeudamiento excesivo y consiguiente insolvencia del país se están gestando en Pakistán, Bangladesh, Nepal y otros países que irán cayendo como fichas de dominó cuando los efectos de la actual crisis energética manifiesten sus demoledoras consecuencias. El actual terremoto económico es de dimensión mundial, ya que no podemos olvidar el endémico problema de endeudamiento de Sudamérica, agravado por los gobiernos de izquierdas últimamente elegidos y cuyas políticas prontamente manifestarán sus lesivos resultados. Es conveniente que recordemos la crónica inestabilidad de gran parte de los países africanos amenazados por el hambre y los conflictos raciales y religiosos, cuyos flujos migratorios hacia Europa pueden alcanzar cifras absolutamente inasumibles incluso para los gobiernos progresistas. Cuando en alguno de estos países la población se encuentre contra la pared, cuando no tenga, o no pueda comprar el imprescindible combustible para la actividad de su vida diaria, o no alcance a pagar la alimentación de su familia, reaccionará violentamente y se impondrá la anarquía, de la que solo se sale con represión y regímenes dictatoriales. Negros nubarrones que presagian una violenta tormenta.
En Europa las sanciones a Rusia están empezando a manifestar unas consecuencias que no harán más que agravarse en los próximos meses. La inflación está a niveles de dos dígitos en España y cerca de ese nivel en otros países de la UE. La deuda pública de Grecia alcanza el 200% de su PIB, la de Italia el 155%, España el 122%, Francia el 116%, quedando Alemania con el 70% y en medio el resto de países de la zona euro. El Banco Central Europeo hace caso omiso de su mandato constitutivo más importante de mantener la estabilidad de precios, que se puede traducir por mantener la inflación en el entorno del 2%. Las normas fiscales europeas establecen que el déficit de las cuentas públicas no puede superar el 3% y que la deuda pública de los países no puede superar el 60% de su PIB. Estos objetivos, que constituyen los cimientos en los que se sustenta el euro, vemos que en la práctica han sido abandonados, navegando en aguas desconocidas de incierto destino. A la vista de la realidad actual y la tendencia previsible, podemos concluir que la propia subsistencia del euro está en peligro.
Es pueril acusar a Rusia de usar la energía como arma de guerra, pretendiendo que se comporte como un satisfecho proveedor, cuando Estados Unidos y su comparsa de países desarrollados son quienes han decretado el embargo de los sus bienes y la prohibición de casi todo tipo de intercambio comercial. Se pretendía ahogar financieramente a Rusia prohibiendo la importación de su petróleo y bloqueando su acceso al sistema de pagos Swift, manifestando claramente que se quiere prescindir de su energía y romper todo tipo de relación con ella, mientras al mismo tiempo se arma y financia a los ucranianos. Personalmente estoy sorprendido de que Rusia no haya sido más radical en su respuesta, estando en su mano colapsar Europa cortando abruptamente el suministro de energía. En mi opinión creo que, con mentalidad de jugador de ajedrez, los rusos prefieren sacrificar alguna figura para conseguir el jaque mate final. Simplemente creo que es evidente que solo hay que esperar que la fruta madure y caiga por si sola. Los efectos de los desequilibrios que esta guerra va a producir exceden el ámbito europeo. No se soluciona el problema para la rica Europa comprando la energía más cara en suministradores alternativos. El problema que ocasionará esa escasez en países más pobres que no pueden competir en precio con los europeos, como hemos visto en Sri Lanka, se extenderá como un sunami al resto del mundo donde las revoluciones subsiguientes harán temblar la estabilidad mundial.
La UE debería haber seguido su estrategia particular sobre la base de la Realpolitik, iniciada por políticos alemanes claramente más inteligentes y pragmáticos que los actuales. Rusia era el complemento perfecto para la UE. Una fuente casi inagotable de energía a buen precio y con excelente acceso a través de los oleoductos existentes o en proyecto. Rusia continuaría su camino de modernización y la UE tal vez hubiera iniciado un camino menos dependiente de USA, creando un ejército propio a medio plazo, lo que le permitiría seguir una línea ideológica diferenciada de USA. Disuelto el pacto de Varsovia, la OTAN debería haberse reconvertido en una alianza militar de los países europeos sin USA, Canadá y Turquía, sin pretensiones expansionistas y con una filosofía basada en la defensa de su territorio. Por el contrario, la dependencia de USA, presupone unos condicionantes que ligarán nuestros destinos en un posible conflicto en el Pacífico contra China, u otros intereses propios de USA y ajenos a la UE.
Zelenski ha realizado la primera purga en miembros de su entorno, siendo cesado el jefe de los servicios secretos y la fiscal general del estado, junto a otros 60 altos funcionarios, acusados de traición y colaboración con Rusia. Los delitos de traición por los que se les acusa parecen poco creíbles en personas que eran de su máxima confianza y de su círculo más próximo. Mi sentimiento particular es que se están produciendo disensiones en la estrategia de la guerra por su alto coste en vidas humanas y tragedia general, así como liderazgo personalista de Zelenski con actitudes dictatoriales. Ante cualquier disensión de la línea marcada por la estrategia americana, con el alto coste en vidas humanas para Ucrania, Zelenski reacciona como un auténtico autócrata condenando a los disidentes, difamándolos al mismo tiempo para desprestigiar sus opiniones. Dada la censura total sobre la situación del ejército ucraniano, poco sabemos de sus bajas, de su moral de victoria y de sus problemas de suministro y funcionamiento, así como de los daños sufridos por el material que reciben y que previsiblemente es atacado por los misiles rusos. Solo he visto una noticia relacionada con el descontento de las milicias internacionales por las tácticas seguidas y su alto precio en vidas humanas, manifestando su decisión de rescindir su contrato con Ucrania al finalizar su permanencia mínima comprometida.
Amnistía Internacional ha emitido un informe sobre violación de los Derechos Humanos por parte de Ucrania, donde critica las tácticas de combate de su ejército que ponen en peligro a la población civil. Indican que se han establecido bases militares en zonas residenciales e incluso en escuelas y hospitales, así como que han iniciado ataques contra el ejército ruso desde áreas habitadas por civiles, claro ejemplo de la indiferencia de Zelenski por las víctimas de su propio pueblo. Todo ello provoca que la respuesta del ejército ruso produzca víctimas civiles, de las que es responsable Ucrania, pero que son presentadas en la propaganda ucraniana como muestra de la crueldad y falta de escrúpulos de Rusia. La reacción de Zelenski a este informe ha ido en la dirección de desacreditarlo a nivel internacional con el pretexto de que no se probaban los hechos, cuando sí estaban documentados de la forma habitual.
Existen informes que indican que algunas de las armas que son enviadas a Ucrania son vendidas a traficantes internacionales o incluso a los propios rusos. Algunos cálculos estiman que solo llegan a los lugares de destino entre un 30 y un 40% de las amas enviadas. Estas cifras, como cualquier otra sobre este estúpido conflicto, deben ser tomadas con todas las reservas, ya que se basan en cálculos sobre evidencias indirectas ante la falta total de información oficial fiable. Estos ejemplos ponen de manifiesto la tremenda ficción de la figura de Zelenski como héroe, confiando en que más pronto que tarde aflore la vedad sobre su papel como uno de los grandes responsables de la desgracia de su país. Sobre el efecto puramente propagandista de la prensa occidental, me pregunto que, ¿hasta cuando la prensa occidental va a callar, dando por bueno todo lo que los comunicados oficiales emiten, acallando estos y otros muchos crímenes cometidos por ambos bandos, y no solo exclusivamente por el enemigo?
Como conclusión, manifiesto que me indigna el seguidismo de los intereses americanos que no son necesariamente los mismos de Europa. Me resulta inaudito el que esta guerra se haya iniciado por causas perfectamente negociables en el plano diplomático. Me horrorizan los efectos económicos y sociales que puedan derivarse, que pueden concluir con la ruptura del euro y al empobrecimiento de la mayoría de los ahorradores. Me entristece pensar en las miserias que afectarán a la inmensa mayoría de la población cuando el sistema financiero salte por los aires. Lamento el inmenso sufrimiento causado por los muertos, heridos y desplazados por la guerra. Pero lo peor de todo es que nadie asumirá responsabilidad alguna por su incompetencia y las consecuencias originadas.